En la comunidad hazara, especialmente entre quienes emigraron de Quetta en la última década, los problemas de salud mental son generalizados. Muchos sufren los síntomas del trastorno de estrés postraumático (TEPT) y otros trastornos mentales debido a la exposición a la violencia y la persecución contra su comunidad, además de la dolorosa pérdida de seres queridos a causa de ataques selectivos.

Los traumáticos acontecimientos de la persecución no solo han destrozado vidas, sino que también han impuesto graves desafíos económicos a la comunidad hazara. Esta violencia sistémica afectó a sus negocios y agravó las dificultades económicas que siguen afligiendo a la comunidad hasta el día de hoy.

Sajjad Hussain Aasim es becario con un doctorado en Relaciones Internacionales. Compartió: «Una evaluación publicada en el Cambridge Medical Journal reveló una asombrosa tasa de positividad del 68,2% ante el trastorno de estrés postraumático (TEPT) entre las personas hazara, lo que pone de manifiesto la urgente necesidad de una intervención».

Este estudio se convirtió en la piedra angular de Healing Soul, una iniciativa que inició para los estudiantes chiítas hazara que llegaron a Islamabad tras sufrir alguna forma de discriminación y luchar por construir su comunidad y alianza y hacer las paces con su realidad. Inició esta iniciativa en el marco del Fondo Simurg, con el apoyo de HIVE Pakistán.

Healing Soul ofreció un programa de 10 semanas de capacitación para concienciar sobre salud mental y apoyo psicosocial. Sakina Ali, que cursaba su doctorado en una respetada universidad de Islamabad, buscó consuelo en Healing Souls. Comenta: «La ansiedad, el estrés y los ataques de pánico no nos eran familiares, y no nos dimos cuenta de la importancia de la salud mental para nuestro bienestar general. También había un estigma asociado a hablar de estos problemas de salud mental en nuestra comunidad». Y añade: «Healing Souls fue uno de los primeros programas que ayudó a normalizar las conversaciones sobre salud mental. Antes de este programa, no conocíamos los signos y síntomas de estos problemas cruciales ni sabíamos cómo apoyarnos unos a otros en tiempos difíciles».

El programa Healing Soul tuvo 10 sesiones diseñadas para abordar los desafíos de salud mental dentro de la comunidad. Las dos primeras sesiones se centraron en crear conciencia sobre la salud mental, un tema a menudo tabú en su cultura. Las sesiones posteriores se dedicaron al proceso de curación, proporcionando un apoyo psicosocial integral.

Durante estas sesiones, la comunidad recibió educación sobre la interconexión entre la salud mental y la estabilidad financiera. Aprendieron cómo una afecta a la otra. En Quetta, conseguir un empleo resulta ser una tarea difícil tanto para los hombres como para las mujeres hazara.

Sajjad destacó esta lucha y expresó: «Nuestra apariencia distintiva nos hace parecer amenazantes para los empleadores, lo que dificulta nuestras posibilidades de encontrar trabajo y nos coloca en posiciones vulnerables. Se nos califica injustamente de ser un riesgo constante para la seguridad, cuando simplemente intentamos ganarnos la vida».

La última sesión de Healing Souls fue una jornada de puertas abiertas en la que toda la comunidad que ha sido desarraigada de Quetta y que ahora vive dispersa, en lugar de en estructuras comunitarias, se reunió en Islamabad. Fue un gran día que les permitió disfrutar de un espacio seguro para celebrar la cultura hazargi y conocer a sus compañeros hazara.

Neimat, una asistente de programa de Healing Soul de 27 años, reflexiona sobre este triste recuerdo y dice: «Me sentí como en un hogar lejos de casa. La sensación de paz y seguridad que nos envolvió ese día seguirá siendo el punto culminante de la vida que he vivido hasta ahora». También hace hincapié en la importancia de llevar el programa Healing Soul a Quetta, con el objetivo de romper el ciclo de trauma generacional que arrastra la comunidad.

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